Ayer la vida me dio este regalo ...
Una mamá cargaba a su pequeño bebé de 3 o 4 años y mientras lloraba, con carita muy triste le decía con su dulce voz clara y segura.
-Mamá quiero que sepas que no quiero crecer.
Ella respondió:-es que no se puede.
En ese momento pensé cuanta sabiduría, cuanta honestidad que hermosura, el bebé necesita aun de su mamá y ella no se da cuenta, cree que ya tiene que ser grande, porque seguramente es mucho para ella.
Cuántas veces hemos contestado de este mismo modo, sin tener en cuenta que sentían, que necesitaban realmente nuestros hijos.
Muchas veces criticamos a las madres y a los padres sin pensar que a veces somos como niños necesitando a nuestros propios padres.
Y sin saber les estamos pidiendo a nuestros hijos que se comporten como padres.
Esto es evidentemente imposible pero sabes cuantas veces lo hemos hecho.
Liberamos a nuestros hijos cuando crecemos y nos hacemos responsables de nuestras propias historias, esperamos de ellos que sean como pueden ser, son seres maravillosos que tienen una misión que cumplir que no es la nuestra.
Gracias a mis hijos, dos seres tan especiales que día a día aprendo a mirar y respetar mucho más. Son mis grandes maestros. Los bendigo si lo hacen diferente, yo soy la grande ustedes los pequeños y siempre será así, y así ha de ser.
Adriana Fresta
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