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miércoles, 2 de abril de 2014

Reencuentro con Mis Padres





Nuestros padres son el inicio de todo. 
Ellos se escogieron desde el alma para darme la posibilidad de estar en esta vida, nada que hacer nada que cambiar.
Muchos de nosotros tenemos la oportunidad de conocerlos, de saber quiénes son y otras personas no saben nada acerca de ellos, otros piensan que sus padres son unas personas y en realidad son otros los verdaderos padres.
Unos nos criamos con ellos, disfrutamos de esa hermosa pareja y a otros nos tocó ver que se separaban, o que uno de ellos nos abandonaba o tal vez nos abandonaron los dos.
Todo esto es desde el punto social, la verdad es que el alma no negocia, todos tenemos una sola madre y un solo padre, y ellos son los que nos dieron  y sostuvieron la vida, y de allí se toma toda la información genética, sistémica, por lo cual es sano para cada uno de nosotros amar a nuestros padres sin importar que hicieron o dejaron de hacer, que nos hubiese gustado que fueran o hicieran.
Este vínculo es indestructible, innegable y necesitamos mejorar, abrirle nuestro corazón a estos dos seres, los más grandes de nuestra vida.
Todo lo que son nuestros padres está en nosotros y luego pasará a nuestros hijos, nietos, y así sucesivamente, tan grande es esta verdad como que  todo lo que soy viene de mis padres, abuelos, bisas y más atrás, hasta el principio del principio.
La única verdad absoluta es: mamá tú me haces falta, papá tu me haces falta, el niño ama a sus padres tal y como son, no importa absolutamente nada, sólo amarlos y sentirse amados por ellos.
Muchos de nosotros no hemos podido ser amados por nuestros padres porque ellos mismos estaban esperando ser amados por sus padres, que tampoco estaban disponibles para ellos porque estaban esperando ser amados por sus padre, y parece que esto fue así, siempre.
Ahora gracias a la terapia sistémica podemos incluir a nuestros padres sin juicios y sin reclamos, conscientes de que ellos no estaban para nosotros, aunque los tuviéramos cerca físicamente, porque estaban esperando ser mirados por sus propios padres.
Cuando a un niño se le habla mal de alguno de sus padres, simplemente estamos afectando al niño o niña porque en el o ella cohabitan ambos, y así será siempre, y de la unión de esos padres es eterna y permanecerá en cada uno de sus descendientes para siempre, sin importar si alguien está de acuerdo o no.
Es así en los hijos están eternamente unidos todas las personas de esas familias.
Lo que no hemos recibido de nuestros padres cuando éramos niños, jamás lo recibiremos.
Ahora como adultos responsables sanemos todas nuestras heridas, para poder darnos a nosotros mismos todo cuanto necesitamos y poder darles a nuestros hijos aquello que más necesitan: AMOR.
Adriana Fresta
21.12.12