Todos son unos campeones se merecen disfrutar de este triunfo.
Quiero contarles una historia que alguien me contó...
Había una vez un entrenador de fútbol que confiaba plenamente en su capacidad, orgulloso de los profesores que había tenido y en su experiencia como jugador y entrenador reconocido.
Un día decidió entrenar en Caracas, sin currículo en ese país sería muy difícil, ya que su trabajo había sido en el exterior Francia y Argentina, pero gracias a los contactos de personas que lo habían visto jugar y conocían su trayectoria en el exterior fue contratado por el Club Flor de Mayo.
Comenzó a dirigir la categoría juvenil con óptimos resultados, invicto, fiel a sus principios y con la idea de enseñar a quienes a pesar de encontrarse en esa liga, aún no tenían la destreza y la formación esperada, su única idea era salir campeones, trabajando para ser los mejores.
Después de un tiempo había logrado el respeto, admiración de sus jugadores y así formó un gran equipo, iban ganando partido tras partido. Pero... porque siempre hay un pero, siempre hay un grupo de personas conflictivas, los niños consentidos de papá o... llamemos Gabriel y Ricardo, que tampoco eran muy buenos jugadores, pero sí acostumbrados a llamar la atención, a manipular, a medida que el grupo se amalgaba y ellos sentían que el conjunto tenía una misma visión, que todos estaban fascinados por el estilo y la capacidad de este nuevo entrenador, que les ofrecía tácticas y técnicas muy distintas a las que el Club los tenía acostumbrados, ya que los profesores eran siempre los mismos, personas que no tenían la oportunidad de refrescarse mucho en materia futbolística. Los propios miedos y sus largas horas acumuladas de banca, hicieron que estos muchachos junto a sus padres personas influyentes dentro del Club, comenzaran una movilización tal, una campaña de descrédito, los famosos comentarios destructivos, todo hasta que lograran que este profesor que llamaremos Eustaquio se retirara del Club, los padres de los anteriores jugadores colocaron al profesor Escampará , para su propio interés, ése que les asegurara que sus hijos pasarían de la posición banca a estar dentro del terreno, no por su capacidad sino por la influencia del poder y del dinero.
Quiero contarles una historia que alguien me contó...
Había una vez un entrenador de fútbol que confiaba plenamente en su capacidad, orgulloso de los profesores que había tenido y en su experiencia como jugador y entrenador reconocido.
Un día decidió entrenar en Caracas, sin currículo en ese país sería muy difícil, ya que su trabajo había sido en el exterior Francia y Argentina, pero gracias a los contactos de personas que lo habían visto jugar y conocían su trayectoria en el exterior fue contratado por el Club Flor de Mayo.
Comenzó a dirigir la categoría juvenil con óptimos resultados, invicto, fiel a sus principios y con la idea de enseñar a quienes a pesar de encontrarse en esa liga, aún no tenían la destreza y la formación esperada, su única idea era salir campeones, trabajando para ser los mejores.
Después de un tiempo había logrado el respeto, admiración de sus jugadores y así formó un gran equipo, iban ganando partido tras partido. Pero... porque siempre hay un pero, siempre hay un grupo de personas conflictivas, los niños consentidos de papá o... llamemos Gabriel y Ricardo, que tampoco eran muy buenos jugadores, pero sí acostumbrados a llamar la atención, a manipular, a medida que el grupo se amalgaba y ellos sentían que el conjunto tenía una misma visión, que todos estaban fascinados por el estilo y la capacidad de este nuevo entrenador, que les ofrecía tácticas y técnicas muy distintas a las que el Club los tenía acostumbrados, ya que los profesores eran siempre los mismos, personas que no tenían la oportunidad de refrescarse mucho en materia futbolística. Los propios miedos y sus largas horas acumuladas de banca, hicieron que estos muchachos junto a sus padres personas influyentes dentro del Club, comenzaran una movilización tal, una campaña de descrédito, los famosos comentarios destructivos, todo hasta que lograran que este profesor que llamaremos Eustaquio se retirara del Club, los padres de los anteriores jugadores colocaron al profesor Escampará , para su propio interés, ése que les asegurara que sus hijos pasarían de la posición banca a estar dentro del terreno, no por su capacidad sino por la influencia del poder y del dinero.
Recuerdan que en un partido, cuando el cuarto arbitro anuncia la salida de Ricardo para realizar el cambio, en pleno juego en vez de salir, se sentó en el campo como niñito regañado. Hasta que todos sus compañeros le tuvieron que pedir que ejecute el cambio.
Y dicen que el papá de Gabriel apostaba botellas de Whisky a que tal día ese entrenador se iría del Club.
Como imaginaran el malestar dentro del equipo, fue tal que a partir de allí comenzaron las derrotas y así pasaron de primeros invictos a .... bueno no tiene mucha importancia, eso ya.
Este entrenador era incorruptible, jamás permitiría que padre alguno o directivo le dijera quien juega y quien no. Su objetivo era claro, ganar con los mejores, y entrenar para que todos lograran superarse.
Este entrenador era incorruptible, jamás permitiría que padre alguno o directivo le dijera quien juega y quien no. Su objetivo era claro, ganar con los mejores, y entrenar para que todos lograran superarse.
Una anécdota fue que uno de los jugadores del Club Flor de Mayo decía que su entrenador Eustaquio estaba loco, porque les realizaba un ejercicio hipnótico antes de cada partido, cosa que jamás nadie les había enseñado, ningún entrenador anterior utilizaba esta maravillosa técnica, ¿qué para que servía eso?. Este muchacho posteriormente tuvo la oportunidad de entrenar en Italia, y cuando regresó tuvo la honestidad de contarle esto al profesor Eustaquio y aprovechó para felicitarlo y agradecerle. Aún hoy siguen muchos de ellos en contacto, ya ha pasado más de 9 años, y lamentablemente los protagonistas de esta historia, jamás llegaron a nada en el fútbol, porque sencillamente no tenían la pasta para ello. Y junto con sus padres son los únicos responsables de lo acontecido y ellos tendrán que cargar con la responsabilidad de este aprendizaje por siempre.
El profesor Eustache a la dos días de salir del Flor de Mayo fue contratado a dirigir la Juvenil del Club Vista Bella y el primer fin de semana, tocó un encuentro entre Flor de Mayo y Vista Bella, el profesor dirigió este partido, aun sin conocer a sus nuevos jugadores, pero conociendo perfectamente a los anteriores, fue así como les ganó el partido.
La mayoría de los jugadores de Flor de Mayo a pesar de estar molestos por el resultado en contra estaban contentos porque decían que "Flor de Mayo le había, ganado a Flor de Mayo" ellos sentían a su D.T. parte de ellos, y sabían que lo sucedido con él había sido injusto e incongruente, también sabían que él había dirigido a su nuevo equipo, basado en las deficiencias del primero, ya que eso él lo conocía muy bien. Ese año Vista Bella se coronó Campeón de Grupo y llegó los cuarto de finales donde fue eliminado por penales. Al año siguiente dirigió la Sub 20 de este Club, en los años subsiguientes, entrenó otros equipos con todos con excelentes resultados.
Los años pasaron y varias personas interesadas en que se presente nuevamente en el Club Flor de Mayo, que en ese momento en la directiva había varios conocidos y que seguramente estarían muy interesados en contar con la experiencia de él.
Esta Directiva conformada con personas muy honestas, reconocidas, grandes profesionales, pero conocimientos de fútbol, poco y nada, pero presentes allí, para apoyar a sus hijos que jugaban este deporte.
Luego de la entrevista, ¿Qué entrevista? ¿Qué puede evaluar un comerciante, un ingeniero, un médico o un abogado, sobre fútbol.
Nada, absolutamente nada, pero allí estaban pretendiendo hacerlo.
Finalmente el Club se decidió por el entrenador que siempre han tenido y el que los ha acompañado en la carrera de sus hijos, nuevamente asegurándose el puesto dentro del campo.
Pero cuando una puerta se cierra injustamente se abren 100.
El profesor Eustache fue contratado en la Universidad Santiago donde fue apoyado desde un principio por sus directivos. A diferencia este director es un entrenador de fútbol.
Un año muy duro, con mucho trabajo, mucho esfuerzo, sin recursos económicos, a penas algunos balones, discos y cuerdas pero mucho, mucho corazón, disciplina, entrenamiento, motivación y convicción de que cuando se quiere se puede.
Poco a poco iban sumando puntos, conquistando esa famosa tabla de posiciones, llegando a la meta, primero Campeón de grupo y finalmente el gran objetivo ser Campeón de la Liga Cesar del Vecchio. Y así el universo compensa a todos, no sólo la Universidad conquista este preciado Título por primera vez en su historia futbolística de 30 años, de la mano de este entrenador, sino que el gol de la victoria fue anotado por Ezequiel el propio hijo del entrenador. Felicidad por partida doble.
Nada se hubiese logrado sin la entrega, confianza y fe del equipo, principalmente hacia ellos mismos y hacia su entrenador.
No queda más que el profesor agradezca al Club Flor de Mayo por no aceptarlo en sus líneas, porque allí no hubiese llegado a este feliz final. Por que para ese Club aún hay mucho aprendizaje. Podemos ver que el tiempo a pasado pero para ellos todo está igual. Los miembros de las diferentes juntas siguen anteponiendo sus propios intereses a los del grupo en general.
Que estas líneas sirvan para que reflexionemos y reconozcamos si algunas veces nosotros hemos actuado de este modo. Si hemos antepuesto nuestros propios intereses en vez de buscar el beneficio de un todo.
Adriana de Venutolo
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