La dadora, la cuidadora, la sabia, la regañona, la que estuvo y la que no pudo estar para mí. Sólo honrando a todo lo que fue y a todos los regalos que recibo de ella aparece el éxito en mi vida"
La mejor manera que todo hijo e hija tienen de honrar a su madre, es tomar la vida y vivirla, haciendo algo con ese regalo que se nos ha dado ...y si es posible y se nos permite pasar la vida.
Nuestra buena conciencia nos hace repetir las historias que no se pudieron ver en nuestras familias, eso nos da un sentido de pertenencia que tiene mucha fuerza y asegura la continuidad de la vida a pesar de que los integrantes de la familia se vean afectados por situaciones sistémicas como enfermedades, divorcios, accidentes, alcoholismo, abortos, fracasos.
Mirar a la madre con grandeza es reconocer que lo que hizo y como lo hizo fue la única manera posible, que nada puede ser cambiado en la historia, y que tal vez si abrimos nuestro corazón a la verdad, reconociendo lo que fue algo nuevo y maravilloso puede suceder para nosotros.
La madre es quien nos invita a gestarnos en su seno, en esta tarea es irremplazable, no puede hacerlo ni mejor ni peor simplemente lo hace, luego compartimos el momento más importante de nuestras vidas el minuto santo de nuestro nacimiento, ella está allí, sintiendo junto a nosotros la fuerza de la vida, es coparticipe del acto milagroso de dar vida.
Esta maravillosa mamá puede asumir la responsabilidad de cuidarnos o la de abandonarnos, y tanto una como la otra decisión tiene más que ver con lo que está mirando en su propio sistema familiar que con nuestro nacimiento.
Muchos de nosotros podemos haber sido abandonados por muchas razones por nuestra madre ya sea vivir sin su presencia física o a pesar de que está presente, nuestro alma sabe la verdad, no pudo estar allí para nosotros cuando más la necesitamos, porque nuestra vida dependía de ella.
Como adultos debemos saber que mamá ya no podrá darme lo que yo necesite, lo que no fue no puede ser recibido ahora, pero con la fuerza que viene de ella si la miramos como hijos, sin juicio, con respeto y amor, podemos integrarnos a ella y dejar de buscarla en todas las personas y podemos hacernos cargo de crecer para estar disponible para gozar de la experiencia de nuestra propia vida, del amor, del éxito, de tener un buen trabajo, una pareja, hijos y todo lo que nos permita transitar la vida más felices, plenos y en paz.
Salir de las dinámicas familiares es una forma de responsabilizarnos de nosotros mismos y a veces eso da mucho miedo.
Adriana Fresta
“Sufrir es más fácil que asumir la solución”
Berth Hellinger
Taller de Constelaciones Familiares
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Fecha: 7 de Mayo 2011
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